martes, 10 de marzo de 2015

El Ciclo del Héroe: La Prueba Suprema


Encontrando nuestro Poder


¡Hemos llegado al centro del Laberinto! Como Teseo buscando al Minotauro, hemos dado el paso definitivo para conocernos a nosotros mismos, para tomar contacto, frente a frente, con todo aquello que nos hemos negado a reconocer de nuestra personalidad... Y este encuentro va a tener lugar en la Cueva Profunda, es decir, en lo más recóndito y secreto de nuestra Psique Individual.




Allí hallaremos a nuestra propia Sombra, aquella que representa tanto lo peor y más detestable de nosotros, como también lo mejor y más excelso de nuestro ser.

 



Ella tiene todas las respuestas a las preguntas que nos han llevado hasta aquí: ¿Quién soy yo realmente? ¿Para qué he venido en este mundo? ¿Cuál es mi Misión en la Vida?
Atreverse a reconocerla y a abrazarla es reconocernos a nosotros mismos, en toda nuestra complejidad y profundidad, completamente; ¡y es también tomar posesión legítimamente de nuestro propio Poder!



  
Joseph Campbell, autor de “El Héroe de las Mil Caras” y gran divulgador del Arquetipo Universal del Héroe, lo explicó magistralmente con estas palabras:

"Bajando al abismo es como recuperamos los tesoros de la vida. Cuando tropiezas, ahí está tu tesoro.
La misma cueva en la que temes entrar resulta ser la fuente de lo que estas buscando. La cosa maldita que tanto temías se ha vuelto el centro.”


 
Para que puedas profundizar este tema tan apasionante, poco conocido y trascendental para nuestra vida, te comparto estos dos links:

El Séptimo Arte ha sabido representar en sus más exitosas películas basadas en el Arquetipo del Héroe, este Paso del Ciclo Heroico.
Por ejemplo, en “El Imperio Contraataca” Luke Skywalker ha de enfrentarse a su propia Sombra, en un momento de su arduo entrenamiento con Yoda, el Maestro Jedi:

"Ese lugar- dice Yoda señalando la entrada de una cueva- pertenece al Lado Oscuro; debes entrar allí.
¿Qué encontraré ahí dentro? –Preguntó Luke con un matiz de ansiedad- Solo aquello que lleves contigo. –Respondió Yoda con voz profunda- añadiendo a continuación, mientras señalaba al cinturón de Luke, que colgaba de una rama: Tus armas, déjalas aquí. ¡No las necesitarás!”

Luke se colocó el cinturón con la espada láser, penetrando en la cueva, y al llegar a lo más profundo, ve sorprendido, a Darth Vader, su adversario más temible, avanzando decidido hacia él con la espada láser en la mano, y no tiene más remedio que enfrentarse a él…




Y después de una breve pero intensa y despiadada lucha, le vence cortándole la cabeza, y al caer ésta al suelo rompiéndose, Luke ve horrorizado... ¡Su propia imagen bajo la máscara!




Y así como sucede en esta historia de ficción, también sucede en nuestra vida. Todos nos enfrentamos, tarde o temprano, a nuestra propia Sombra, ¡es inevitable!
Yo también me he enfrentado a mi Sombra; quiero compartir contigo mi primer encuentro con Ella, en una bajada a mi propia Cueva Profunda que sucedió durante una sesión con mi Mentora, Surá Lillo, que fue muy reveladora:

"Al comenzar lo primero que sentí fue el frío, como una suave pero gélida brisa que acariciaba mi espalda, y que producía desazón y escalofríos. Después sentí como una trampilla cuadrada se abría bajo mis pies, y quedaba suspendido por breves momentos sobre un pozo, oscuro como la boca de un lobo. Surá me indicó que me dejara llevar.
Entonces una corriente surgió de aquel pozo y se arremolinó a mi alrededor, cogiéndome y arrastrándome hacia la oscuridad… Y me vi cayendo en una galería cuadrada, fría, definida en colores grises y negros, sin apenas matices, cada vez más rápido, mientras un miedo creciente se fue adueñando de mí, pues penetraba en el reino de lo desconocido, de lo primigenio, del origen de todo lo oscuro, una región arquetípica y temible.
 

Quedé en suspenso en el centro de una pequeña plaza redonda apenas iluminada, cruce de un sinfín de galerías, a cual más oscura y aterradora… Surá me pregunta que siento, y yo le respondo que un miedo muy intenso, que va más allá de lo que recuerdo haber sentido nunca, y contesta entonces que me entregue a ese sentimiento.



Tras breves minutos, una nueva corriente me levanta y quedo en posición horizontal, mirando hacia el techo y con los pies por delante. Soy arrastrado, cada vez con más fuerza hacia una de las galerías, mientras a la vez giro sin control sobre mi mismo.
Lo que experimento en esos momentos es una mezcla de una rabia y un miedo cada vez más profundos y primitivos. Mientras soy arrastrado por ese viento subterráneo, siento que una sombra que me ha estado acompañando, se ha situado tras de mi, y me cierra la salida.
La veo como una figura enorme, una especie de manta-raya marina, pero sutil y de un color gris oscuro. En esos momentos oigo también una risa de fondo, siniestra, y que se burla ante mi impotencia, pues no puedo controlar la situación en absoluto…

 

Al fin llego al centro del laberinto, una caverna enorme y esférica, negra como la noche más oscura, y quedo flotando en el centro mismo, envuelto por la oscuridad más densa y heladora que he sentido jamás, y sintiendo el terror y el desasosiego más profundo que nunca haya podido experimentar.
Transcurridos unos minutos que me parecieron eternos, una débil luz surge bajo mis pies, a un lado, como una pequeña linterna, que deja entrever una pequeña galería redonda.
Esta vez me atrapa un viento más suave y cálido, que me lleva a través de una estrecha y ondulante galería, de forma redondeada, y a medida que avanzo la luz se hace cada vez más intensa, y la temperatura aumenta, dándome confianza y tranquilidad.

   
Finalmente llego a una nueva caverna, pero esta vez es abierta, luminosa, y como una gigantesca terraza, da al exterior, a un paisaje impresionante, prodigioso, como del edén…
Hace calor, sopla una suave brisa, los pájaros cantan, y yo me siento a descansar, en el borde de la caverna, con los pies colgando sobre el valle que se extiende allí abajo, muy lejos, lleno de vida y atravesado por un largo y sinuoso río, mientras como telón de fondo, unas enormes montañas lo enmarcan.

 
Ahora yo me doy cuenta de que estoy en la parte más alta de una gran montaña con forma alargada, como una gigantesca columna. Miro hacia el cielo y veo el sol brillante del mediodía, resplandeciendo sobre todo este escenario tan espectacular, y en lo alto, sobre mí, un águila vuela majestuosa, con las alas totalmente extendidas, observándome, como si me invitara a unirme a ella.

   
En ese momento mágico yo rompí a llorar de felicidad, porque me di cuenta de todo… Y al fin recordé que yo era un águila, y pude extender mis alas y volar por mí mismo.
Surá, me hizo la pregunta final: ¿Por qué te da tanto miedo ser feliz? Y a continuación añadió: Ahora ya puedes seguir tú solo; la Sombra estará siempre contigo, pero ya sabes reconocerla. A partir de este momento has de trabajar para integrarla y Ser Uno con Ella.”

Muy bien, por hoy llegamos hasta aquí... ¡Y hemos dado un gran paso en nuestro Camino Heroico! ¿Estás de acuerdo?

Deseo que la lectura de este post te mueva a asumir, con Confianza y sin ningún temor, tu propia Sombra. Nada malo, por el contrario, ¡muchas cosas buenas sucederán a partir de ese momento!
Porque como te he explicado es en nuestra Sombra donde residen tanto nuestro mayor Poder como las respuestas más profundas y certeras a las preguntas que nos han mantenido en vilo en los momentos más difíciles y trascendentales de nuestra vida.

Para finalizar, deseo compartir contigo una reflexión final:
La Humanidad se encuentra en un Punto Crucial, y para poder superar con éxito esta encrucijada ha de asumir también su propia Sombra; una enorme Sombra Colectiva formada por el conjunto de los millones de Sombras Individuales. Las de todos y cada uno de nosotros; solamente así podremos seguir adelante como especie y tener no simplemente la esperanza, ¡sino la certeza de un futuro mejor y más humano!





Si quieres saber cómo son los Pasos anteriores a este, aquí te comparto el link del último artículo; en él encontrarás los enlaces a los restantes seis primeros Pasos:

¡Seguimos adelante en nuestro Camino!

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