domingo, 27 de abril de 2014

Mi propio Camino del Héroe, 2ª Parte


Una Metáfora para inspirarte y ayudarte en tu Viaje Heroico


¿Y cómo acaba la historia? ¿Sobrevive el Proscrito y triunfa al fin sobre sus enemigos? ¡Seguid leyendo y la sabréis!

Pero al Águila, la reina de las aves, le ve y vuela hacia él, espantando a las alimañas, para recogerle y llevarle a un claro del bosque, lejos de la ciudad, dejándole allí, seguro y custodiado por los Lobos, fieles servidores del Mago Ermitaño, el Sabio Señor de las Montañas. 


Después de dejarle en la seguridad de bosque, el Águila se dirigió hacia la ciudad, volando sobre ella para emitir un sonido que la Mujer entendió, y así ella fue en su busca para curarle. Así lo hizo, y después, le acompañó hasta su casa, en donde pudo comenzar a recuperarse de sus graves heridas. Pasaron tres años hasta que él, poco a poco, comenzó a hablar de nuevo.
Entonces, ya curado su cuerpo, le presentó al Ermitaño, el hombre sabio que se encargaría de curar su alma. Lo primero que hizo fue llevarle a una sencilla cabaña, cerca de su propia casa, y allí le propuso una triple adivinanza: 
 


-Cuál fue el motivo para crear al Universo? ¿Dónde nace la Luz, donde antes no había vida? ¿Y si no había nada antes de la Creación, cómo era todo entonces?
Y el Niño, el antiguo Proscrito, dedicó mucho tiempo a pensar en las tres preguntas, sin hallar respuesta para ninguna, y quedó triste, pues no sabía qué decir, mientras se lamentaba de su fracaso en la vida, porque habían destruido su Don.
Y el Mago Ermitaño le dijo que puede volver al mundo y vivir entre los hombres, quedándose entre ellos tanto tiempo como desee, hasta hallar la respuesta.
Sin embargo, el Niño permaneció allí, meditando la respuesta del Ermitaño, y cinco años después, llegó un día, contemplando el sol del amanecer, y éste se le apareció en forma de corazón luminoso, y a partir de entonces se dio cuenta de que él también tenía un Corazón de Luz, y que con ese Corazón puede crearlo todo desde el principio y cada nuevo día nacerá un mágico Don.


Fue entonces cuando decidió regresar al mundo, reencontrándose con la gente que dejó atrás, y los seres oscuros que les gobiernan, y también con tres Mujeres que le van a acompañar y a ayudar en su misión de hacer recordar a las personas que sobreviven presas del miedo impuesto, que ellas también tienen dentro un Corazón de Luz para iluminarse a sí mismos y al Mundo.
Las Mujeres que ofician de Mentoras, aún permanecen con él, pero en un segundo plano, apoyándole. El Niño, que ya había dejado de ser un Proscrito, buscó al Hombre del Carro, le encuentra en una esquina, y llegando ante él, coge el Carro con todas sus fuerzas y lo vuelca, vaciando también el pesado saco, ante la inútil resistencia del Hombre...
Y comprobó entonces como ese saco estaba lleno de corazones negros y agrietados...


 
Hizo una enorme piña con todos ellos y le prendió fuego, viendo cómo los grilletes se fundían y los oscuros corazones se transformaban en luz, convirtiéndose en pequeñas estrellas que subían al cielo, para permanecer allí, eternamente, como faros para alumbrar a los hombres en la noche, que ya nunca más sería oscura y sin esperanza.


El Hombre del Carro se convirtió en un geniecillo, y salió volando, cantando alegremente, buscando una sombra, bajo la copa de un árbol, fuera de la ciudad, en donde descansar de tantos años de arrastrar esa pesada carga, para regresar de nuevo a la ciudad, posándose en los balcones, cantando alegres canciones a los vecinos y a la gente que pasea por la calle, y de esta manera mantiene lejos a los infaustos cuervos y caballos que hasta ese momento habían atormentado a todos los que allí vivían. 


El antiguo Proscrito es ahora el hombre que observa las estrellas para señalar a los hombres el camino hacia la luz en medio de la noche oscura; y con su potente voz, y empuñando una Espada de Luz, reúne a la gente en las plazas para enseñarles cómo romper las cadenas que les han aprisionado durante generaciones, mientras las calles se llenan de personas que caminan con paso firme, y mirada voluntariosa hacia un futuro mejor.”


FIN





 
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